sábado, 17 de enero de 2009

Un año más


Un año más…y qué año, aunque hace ya algunos años que mi vida parece un torrente de acontecimientos, de pensamientos, dudas y dilemas.

Cuando colgué mi primer escrito en el blog, Jamina, me escribió y me dijo que desde que había hecho el camino de Santiago le habían pasado un montón de cosas. De repente me di cuenta que la primera vez que yo me planteé mi felicidad, fue al llegar a Santiago. Tras aprobar las oposiciones hice el camino y arrastré conmigo a mi pareja y varios amigos. De los cinco que salimos tres llegamos al final, entre ellos mi pareja tras pasarlo muy mal con unas ampollas y dudar constantemente sobre si volver a casa o no. Quizá en el Camino por primera vez lo sentí como una carga, yo lo veía sufrir y sabía que si yo le decía que volviéramos juntos no dudaría en volver. Pero yo estaba bien, a mi el cuerpo me respondía a la perfección, había hecho una promesa y quería cumplirla fuera como fuera, no entendía porque él no podía tomar su decisión de volverse si no era conmigo. Quizá fui muy dura y quizá simplemente a él le hizo ilusión llegar. El caso es que llegamos y nos pilló el subidón. Cuando estábamos haciendo cola para dar tres cabezazos al santo, hablábamos de los tres deseos que íbamos a pedir y yo de repente pensé, ¿qué pido? Tengo todo lo que quiero. Al volver a Barcelona ya se había sembrado en mi la semilla de la duda.

Así empecé a replantearme mis deseos. Una carrera, una pareja, un trabajo, un piso, un coche, una vida tranquila, vacaciones… ¿qué más podía pedir? ¿qué era lo que fallaba? Eso sólo fue el principio, me sentía un poco engañada, defraudada con la vida en general, había hecho todo lo que se suponía que tenía que hacer para ser feliz, me dijeron que estudiara y yo estudié, me dijeron que me buscara un trabajo estable y lo hice, me dijeron que encontrara un buen hombre como pareja y lo encontré, bueno vale, encontré unos cuantos, pero en aquel momento creía que ya tenía al definitivo. ¿por qué ahora no sentía la immensa alegría de haber obtenido todo lo que me había propuesto?.

Será que la vida es un constante devenir de búsqueda de respuestas, será que la felicidad se encuentra sólo en el proceso de la búsqueda y no sabemos valorarlo en su momento. Yo no me siento desagradecida con la vida, no creo que sea una mujer amargada que no sabe valorar lo que tiene, me gustan las pequeñas cosas, disfruto con la vida en general, y la gente me apasiona. Pero de alguna manera me sentía defraudada y asímismo culpable por no saber valorar todo lo que tenía. El tiempo fue pasando y un día todo estalló en mi interior, y en cuestión de poco tiempo mi vida se fue al traste. Han pasado unos años ya de eso, no puedo decir que me arrepienta, creo que inicié un período de autoconocimiento de mi misma y de necesidad de experimentar que me han colocado donde estoy ahora. Y ahora ¿dónde estoy? Quizá estoy escribiendo para obtener una respuesta a eso. Creo que en un punto de no retorno y aferrada a mis viejos esquemas de los que no sé muy bien como desprenderme. Quien haya pasado por eso sabrá que es un proceso doloroso porque así debe ser, pero que cuando pase dará lugar a algo nuevo que, sea mejor o peor, será más mío, más auténtico y más propio, porque yo fui quién lo eligió sin dejarme mediatizar por las ideas sociales o familiares.

Pero no era de esto de lo que quería hablar. Quería hacer referencia a mis últimas vacaciones. Fui a visitar a una amiga. Una chica española que se casó con un árabe y vivió con él doce años en su país, tuvo dos hijos y una nueva vida llena de ilusiones y esperanzas, que se truncaron por los malos tratos y las amenazas que acabó recibiendo del que un día fue el amor de su vida. Tuvo que huir porque era necesario, dejando allí a sus hijos y ahora intenta desde aquí lidiar con la justicia en esa árdua tarea de conseguir la custodia y ejecutar eso en otro país. Al menos ella querría tener un derecho de visitas, pero de momento ni siquiera tiene eso. Se largó de casa, en un país donde la mujer es la fiel sirviente del hombre, cometiendo el peor de los delitos. Ahora él la ha privado de todo contacto con sus hijos, y eso, es lo más difícil de sobrellevar.

Querría hacer una reflexión sobre este tema concreto, porque aunque ahora la considero una amiga, cuando fui a visitarla, casi no la conocía. Fue a través de otra amiga común que nos pusimos en contacto, había hablado con ella un par de veces, pero no sabía realmente quién era ella, hasta estos días que he pasado en su ciudad. Cuando escuchamos este tipo de historias, siempre nos aferramos a los tópicos de forma automática. Ella ha tenido que oir en ocasiones de funcionarios de justicia la frase de : “eso le pasa por liarse con un extranjero.” Yo misma, cuando conocí su historia pensé que a mi nunca podría pasarme algo así. Y ella, en alguna ocasión mientras estuve allí, me comentó algo acerca de “es que yo no tengo personalidad, porque si la tuviera, no me hubiera pasado lo que me pasó”. Siempre es más fácil hablar desde fuera, y pensar “a mi, esto, nunca, yo no me dejaría embaucar.” Sin embargo estos días con ella han sido un cúmulo de sensaciones y conexiones con ciertos sentimientos comunes que habitan en mi interior.

Vengo de una ruptura con alguien a quien amo profundamente. La decisión de romper la tomé yo, y aún así no logro desengancharme de ese amor que en ocasiones me resultó dañino y que sentí como atentaba contra mi dignidad interior. Hablando con mi amiga, me di cuenta, de que ella es una mujer increíble, que se fue por amor a un país desconocido, aprendió una lengua extraña y se desenvolvió como nadie lo hubiera hecho, trabajó, crió a sus hijos e intentó que su relación funcionara, pero no fue posible porque él no entendía ciertas cosas. La diferencia de culturas era sólo el detalle, lo demás es que a veces, en cualquier relación el otro no sabe aceptar que hay cosas que forman parte de la esencia de la persona y que no deben ser destruidas. Si para tu pareja es importante que seas musulmana, debe de ser consecuente con ello y buscar una pareja musulmana, igual que si es importante que seas de una determinada manera debe de buscar a alguien así. Porque cuando intentamos cambiar al otro, en su integridad, es cuando entramos en el juego de la manipulación y el engaño. Si el otro entra al trapo, acaba despersonalizándose hasta tal punto que se olvida de quién es y empieza a actuar de una manera que no resulta natural, ni coherente. Después todo desemboca en recriminaciones, insultos, amenazas. Tú tienes que ser como yo quiero que seas.

Me comentaba mi amiga que en ocasiones se planteó la posibilidad de convertirse al islamismo para que su marido la dejara en paz, aunque en el fondo no lo sintiera, al menos de esa manera conseguiría que se calmase y no sentirse amenazada. Pero sentía una fuerza interior que le decía que no podía hacer algo que fuera en contra de sí misma por muy justificado que estuviera. Esa actitud no es de una persona que no tiene personalidad y que la engañan. Me encontré con una mujer fuerte, dinámica, con un empuje difícil de encontrar, y a pesar de su situación, con ganas de luchar y de salir adelante. Me encontré con alguien digno de admiración y de respeto, que me hizo ver que si a ella podía pasarle también podía pasarme a mi.

Y de hecho ¿no me había pasado? ¿no llevaba un año y medio intentando excusar a una persona que constantemente me llevaba al límite, justificado por el hecho de que venía de una relación anterior difícil? ¿no llevaba un tiempo planteándome si la maltratada psicológicamente no estaba siendo yo? ¿y es que aquí en España no hay parejas que acaban cediendo a su propia personalidad sólo porque no quieren que su pareja se enfade o porque tienen miedo a quedarse sólos? ¿no hace falta ser muy valiente y decidido para tomar una decisión así?.

Todos tenemos unos límites. A veces son unos, otras veces son otros, pero es obligación de quien te quiere esforzarse en reconocerlos y no vulnerarlos por muy tontos que le parezcan. Si le parecen tontos y no está dispuesto a vivir sin traspasarlos, que te deje y que busque otra persona con unos límites más acordes a los suyos. Igual que tú debes observar los suyos. Una relación deja de tener continuidad a partir del momento en que los actos que se desencadenen merman la dignidad de uno de sus miembros, o de los dos. Es una línea difícil de trazar, muy difícil. Y cuando estás enamorado/a es muy duro reconocer que duermes con el enemigo, y mucho más duro tomar la decisión de acabar con una relación que te hace daño en aspectos que te son cruciales, aunque en el resto sea maravillosa, cuando tu partenaire no está dispuesto a negociarlos, sinó que prefiere seguir haciendo la suya y solucionar tus frustraciones a base de discusiones que acaban haciéndote sentir culpable porque al final resulta que ya no eres la mujer segura y desenvuelta que conoció. Y cuando tú sabes, en el fondo de ti misma, que si no lo sigues siendo, es precisamente porque esa mujer hace ya tiempo que lo hubiera enviado a la mierda, y que es precisamente por mantener esa relación por lo que has dejado de serlo. Por que no puedes ser una mujer segura de ti misma si tienes al lado a alguien que encuentra placer en destrozar esa seguridad para reforzar la suya.

Decía Joan, que hay que escuchar a la vez a la cabeza, al corazón y al instinto, y aceptar aunque nos pese que el hombre es infiel, y que no puede permanecer fiel toda la vida sin que su naturaleza instintiva se vea vulnerada. Estoy de acuerdo en escuchar esos tres centros, aunque no sé cómo ostias se hace. Llevo unos meses intentando salir de la tiranía de mi cabeza y no acabo de conseguirlo. Últimamente parece que es la única que me habla y para cambiar de opinión en cada momento.

Aceptar que el hombre es infiel por naturaleza ¿no es eso lo que venimos aceptando las mujeres a lo largo de los años? Pero ¿a qué nos lleva?. Yo he pensado muchas veces que quizá las relaciones deberían ser abiertas y libres. Pero cuando he probado esa posibilidad me he encontrado con mis límites, y aunque mi mente lo entendía no sé si era mi instinto o mi corazón el que ponía freno a mi bienestar en esa situación. ¿qué hay que hacer entonces? ¿cuándo la persona a la que amas te exige que cambies tus principios si quieres estar con ella? ¿existe otra solución que no sea tirar la toalla y buscar una persona que se adapte mejor a ti? Si alguien la conoce por favor que me lo haga saber. ¿y no será que precisamente cuando corazón-cabeza-instinto están equilibrados es cuando no necesitamos buscar fuera de la vida o de la relación, aquello que deberíamos encontrar dentro?.

En cualquier caso prometo que este es la última vez que escribo con aires de tristeza. Siempre me he caracterizado por mi sentido del humor y estoy trabajando para reencontrarlo. En el próximo, espero haceros reír con mis aventuras.

Bridget (reencontrandoalamujerseguraydesenvueltaqueunavezfue)

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho este parrafo (completo): "Todos tenemos unos límites. .... Por que no puedes ser una mujer segura de ti misma si tienes al lado a alguien que encuentra placer en destrozar esa seguridad para reforzar la suya"...
    Aqui resumí,pero stá buenisimo. Ahora no toy inspirada pero ya hablaremos o escribiré sobre cosas que me quedaron dando vuelta...
    Nos vemos wuapa!... un abrazo!

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  2. Como dijo Yoli (y la monja de mi cole :p) la libertad de uno acaba donde empieza la del otro. 100% de acuerdo contigo en que no se puede pretender que la persona con la que estás cambie su esencia o sus principios ¿qué sentido tiene? eso significaría que estarías con una persona sin esencia o sin principios... Querer hacer cambiar a la gente es egoísta.
    Y respecto a que los hombres son infieles por naturaleza... no creo que lo sean mucho más que las mujeres. Vale, podemos hablar de instinto, etc, etc, pero... empiezo a creer que es un mito, porque cada vez conozco más mujeres que le han sido infieles a sus parejas... Por cierto, marrana, qué bien escribes xD un beso!!

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  3. El 99 % del que dius es pot subscriure sense problema. Només dues coses: la primera és que no és possible trobar algú que connecti al cent per cent amb tu; per tant, és una premissa discutible que buscar una persona amb els teus mateixos principis, etc. et salvi d’un possible declivi posterior, però evidentment convé que hi hagi uns mínims de partida per a la construcció d'una parella de futur; la resta –la diversitat– pot aportar sens dubte un enriquiment important, si se sap aprofitar. La segona: de vegades es confonen bajanades amb coses importants; caldria definir molt bé allò que és innegociable perquè ens destruiria, ja que això no depèn de la importància objectiva de la cosa, sinó de com ens afecta dins la nostra estructura, història personal, etc. Hi ha qui se separaria per excés de requeriments sexuals de la parella i hi ha qui se separaria per sensació d’inanició (dins la mateixa parella); això pot ser dramàtic. I ara, una cosa més anecdòtica: un dia vaig llegir a un fòrum el relat d’una dona que volia portar uns minibikinis tan petits que el marit se sentia tan incòmode que no tenia ganes d’anar a la platja; ella ho resolia anant-hi sola: preferia exhibir-se que compartir l’estona amb el marit. Segurament, el concepte “principi” en aquest cas només es podria aplicar a un dels dos: o per a ella era irrenunciable ensenyar els mugrons i els llavis majors a la platja (no exagero; aquesta era la referència del bikini que ella mateixa donava perquè la gent opinés: http://www.the-bikini.com/galleries-peekaboo-one-string/) o per a ell era irrenunciable estar a la platja sense haver de veure com la seva dona buscava àvidament la mirada de tothom (cosa diferent d’anar a una platja nudista, a on ella passaria força més desapercebuda, cosa que ja no volia). Poso un exemple com aquest, perquè és molt difícil destriar entre principis, necessitats, complexos, immadureses... Desllorigador? Només n’hi trobo un: aprendre. Tornant al cas: o ella aprèn que quan es té parella no és l’actitud més adequada, o ell aprèn a estimar una dona amb independència que sigui tota una exhibicionista. Caldria saber quins complexos i frustracions hi ha al darrere de cada actitud: es poden invocar maneres de ser que de fet són posats induïts per por, rancúnia, desorientació, superficialitat, etc. En realitat és una qüestió d’aprenentatge i de negociació: jo acostumo a portar barba, però si la meva parella em diu que li agrado més sense pèl a la cara m’afaito sense problema; hi ha gent que no negocia ni això. Tota la vida podem estar aprenent de qui tenim al costat, de la seva visió de la vida, de les seves necessitats, de les seves manies, dels seus principis... Vist així, només cal la flexibilitat suficient com per entendre que si no afluixes una mica pots perdre la teva parella en qualsevol moment. Potser, fent-ho així (i només dic potser, és clar), els malentesos posteriors es poden conjurar una mica. Però això demana sobretot que un es conegui ell mateix, abans d’exigir als altres coses que no se sap a què responen. Aquell musulmà només podrà reconèixer la fe d’un altre, quan sàpiga en ell mateix què vol dir fe. I pel que fa a canviar... ningú no pot canviar una altra persona, però tots ens podem adaptar una mica: quanta gent acaba menjant pebrot o api, després de dir tota la vida que no podia amb aquests vegetals! Comptat i debatut: el més probable és que en casos com el que comentes hi hagi hagut un error de partida, que consisteix a no haver volgut reconèixer com era l’altre i, a sobre, pensar que la seva manera de ser era prou inconsistent com per a ser susceptible de canvi.
    Post data: L’home és infidel per naturalesa (suposo que és així, certament), però el fet de no voler ignorar això l’ajuda a fer allò que vol de debò i no el que li demana el cos en qualsevol moment. I això facilita més l’amistat entre home i dona que menysprear aquesta tendència de l’home a la promiscuïtat. De tota manera, com diu la teva amiga, la dona si fa no fa és com l’home: entenguem “home”, doncs, com a persona, sense més precisió.

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  4. El tema és prou complicat. Jo fa moltíssims anys que vaig decidir se fidel a la meva manera de ser, deixar-ho i fer el mateix que jo reclamo, no demanar-li a la parella allò que no és. Però no és senzill. Aquesta actitud sovint sembla prepotència. No esperar-ho tot de la parella pot semblar que no la necessitem i això és un problema. I a més hi ha una altra dificultat, en el període de seducció o aparellament fem coses que no ens són pròpies. Fins i tot fem veure que aquella música o aquell estil de cinema ja ens agrada, quan n ho suportem. Però amb el temps ens relaxem i deixem de fer veure que estem fets l’un per l’altre. Crec que és fonamental estar cadascú al seu lloc, saber que la parella és important però no pot ser l’essència de la vida.
    Sobre el tema de la infidelitat dir que els homes som naturalment infidels és igual que dir que els homes som naturalment violents, potser és cert, però jo no vaig fotent hòsties pel món. Aquest tema però necessitaria dedicar-li molt més temps.

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