lunes, 30 de marzo de 2009

El Sexo Paso

Pues iba yo por mi quinto paso ¿recordais?: “Aceptar que las cosas son como son y que no tengo por qué controlarlas siempre”. Gran aprendizaje aquél, que intento llevar a la práctica, cada día, por 24 horas, como dice Sila.

Arreglé mi casa y paso más tiempo en ella. De hecho, empiezo a recibir gente e incluso pienso en aprender a cocinar. Pero tengo a venus en libra, y si no me socializo me pudro, así que salir de tanto en tanto es algo que necesito. Me gustaría tener un lugar al que ir a divertirme, nunca he acabado de encontrar mi ambiente, los sitios pijos me sirven sólo para bailar pero con la gente no acabo de conectar; los cutres me sirven para ver que hay otro mundo más allá del mío en el que me siento demasiado pija; los fashion me dan risa; en los de gente joven me siento muy mayor; y en los de gente madura, muy joven. Pero me paseo por todos esperando algún día encontrar ese sitio al que me apetezca volver y volver. Igualito que con los hombres.

Quizá voy adquiriendo esa seguridad que me nace de dentro que no necesita del reconocimiento de los demás. Y claro, eso se nota. Sin embargo, ningún hombre me llamaba especialmente la atención últimamente. Llevo unos meses saliendo sin salir de mi, no sé si me explico. Hace un par de semanas empecé a notar una fuerza en mi interior. Mi optimismo natural volvía a renacer, y a su vez, mis dudas se disipaban por momentos. Esa extraña sensación de estar donde tengo que estar. Así que…una noche cualquiera…tomando una copa…en un lugar cualquiera…pasó un chico por detrás de mi…y por primera vez en mucho tiempo, me fijé en él: era mono. Curioso. Al cabo de un rato, estábamos hablando. Un chico alegre, deshinibido, hacía dos meses que había regresado de Ibiza, donde residió durante cinco años. Jovencito, guapo y simpático. Sin darme cuenta, volví a disfrutar de aquello que había olvidado: el juego de la seducción, las sonrisas, las miradas, el “me voy al lavabo” y el “vale, pero regresa ¿eh?”, el regresar y el que te dieran las seis de la mañana sin darte ni cuenta. Al final de la noche, la despedida: “fue un plaser!!”, un par de besos en cada mejilla y de repente, unos labios que se encuentran…y más allá… un beso más profundo, y entonces…buuuuuffff!!... un sentimiento extraño surgió desde un lugar muy recóndito de mi interior…era la culpa, y una lucha interna: culpa ¿de qué?, ¿a quién le debes algo?. Cuando me di cuenta había pasado un rato dándole excusas idiotas al chico sobre porqué no quería seguir besándolo. Me dijo: ¿podemos vernos esta semana?. Yo le dije: llámame. Y me fui con una extraña sensación.

Al día siguiente, todo era distinto, sentía que había dado un paso en dirección hacia mi misma ¿no es eso lo que quiero?. Me han besado, y me ha gustado. Todo cambió aquel domingo de marzo. No me importaba si el chico me llamaba o no, yo había dado un paso, y eso era lo importante. El lunes, sin embargo, después de un día de sol espléndido lleno de acontecimientos maravillosos, él me envió un sms preguntándome si el jueves sería un buen día para vernos. Me encontró de buen humor y pensé que no estaría mal tener una aventura para darle la bienvenida a la primavera.

Así que el jueves noche me vi con aquel desconocido y hablamos en un tranquilo bar de la ciudad condal hasta las dos de la mañana. Nos explicamos nuestras cosas. No iba a enamorarme de él. Dar ese paso costará un poco más . Pero me gustó escuchar su historia, la de un chico aventurero que no tenía nada más que su futuro, con un atuendo tan diferente al mío, que se lanzó a la vida para que la vida lo encontrara. Argentina, Ibiza, sus viajes, su familia, su vida, mis viajes, mi historia más larga que la suya, y de repente, un beso, y otro, y otro y había olvidado lo mucho que me gusta besar y que me besen. Me excité, pero no quería dejar de vivir aquel momento quinceañeríl lleno de besos, risas y caricias. Él tampoco me forzaba, así que me dejé llevar y pensé que ya llegaría el tiempo del sexo. Ya no era un desconocido, aunque lo sintiera tan lejos de mi. Y aunque por momentos, esos pendientes puntiagudos amenazaran mi ojo mientras intentaba lamer su oreja, esas largas rastas se enzarzaran en mis dedos, y esa horrible cazadora blanca provocara un dolor insoportable en mi sentido de la estética…¡qué más daba! … todo aquel cúmulo de nefastas predicciones inconexas se diluían ante su maravillosa sonrisa y el brillo de sus ojos. ¡Qué envidia la juventud y la falta de ataduras! Y sin embargo, era yo la que tenía todo lo que él quería tener en ese momento: una vida fácil, un buen trabajo, un vestido y unos tacones que me sentaban de maravilla…

Llegué a mi casa a las 3 de la mañana, con la promesa de vernos el sábado para cenar en su casa con unos amigos. El viernes, un sms a las 2 am, “Linda, disculpá la hora, pero te confirmo lo de mañana, venite con quien querás.”.

¿Disculpa la hora? ¡¡Si él supiera cuánto hecho en falta esos mensajes a deshoras!!.

Así que el sábado me dirigí a su casa con unas amigas, y cenamos allí. Un chico encantador, alegre, simpático con todo el mundo, me rozaba las manos mientras hablaba con los demás, me miraba a los ojos, y cuando nos encontrábamos en una esquina, me besaba antes de que yo escapara. ¡Qué suerte la mía haber dado con un besucón como yo!.

Yo sabía que él no era mi chico. Siempre lo supe, llamadlo intuición o experiencia de alta velocidad, pero estaba claro que aquello no iba a durar demasiado, aunque si el destino nos había unido, algo tendríamos que aprender el uno del otro ¿no?.

Hacia la media noche, el hechizo empezó a romperse, se quemó la carne, hubo un pequeño amago de incendio, la botella de ketchup cayó al suelo y se partió en mil pedazos, la discoteca fashion a la que íbamos a ir estaba cerrada esa noche, en la que fuimos después había una fiesta gay, y hacia las 2 am, la eterna pregunta ¿dónde vamos?.

Y yo qué sé!!... Mira, estoy cansada, tengo 37 años, hace un frío de muerte, vamos a follar ¿no? Pues vámonos a casa y déjate de rollos, ¿no se supone que los tíos salís a ver qué pillais? Tú ya has pillado ¡coño! ¡y yo no soporto más los tacones! Larguémonos ya por favoooooooorrr!! Lo que hay que hacer para echar un polvo ¡ostia!. Mi lado masculino volvía a apoderarse de mi ¡mierda!. Todo esto lo pensé, pero no lo dije, claro está, tenía que seguir explotando mi lado seductor, femenino y juguetón. Así que aguanté como una campeona hasta las 7 am, por los bares del Raval, cogí el puto metro y llegamos a mi casa a las 8. Eso sí, el viaje en metro fue un festival de besos y excitación que anunciaban lo que iba a venir después.

En mi casa, siguieron los besos, ahora más libres, más amplios y más extensos. Mi excitación iba en aumento, llevaba taaanto tiempo sin tener sexo… Me había empollado el manual del sexo tántrico que explicaba las diferencias entre el orgasmo de pico y el de valle más tardío, y las ventajas a largo plazo de éste último, que te llevaban a conectar con la energía del universo, y a sentir más intensamente… ¡A tomar por culo el sexo tántrico, y el universo indescifrable¡ Yo necesitaba un puto orgasmo de pico ¡¡ya!!.

Frénate Bridget, otra vez tu lado masculino. Eres una Diosa, regalále una noche de placer a este hombre que tanto te ha dado en tan poco tiempo. Siente la música en tu interior y déjate llevar.
De repente, mientras nos arrancábamos la ropa, él preguntó jadeante: “tenés condones ¿no?”. “¿CÓMOOOOO? Mieeeerrrdaaaaa!! ” La logística nunca fue mi fuerte, y después de tanto tiempo había olvidado lo de las precauciones.

¡Jooodeeerrr!! Demasiado tarde para frenar el ansia generada, y al fin y al cabo, la penetración no es el único modo de obtener placer. Así que, ya desnudos, estrenamos mi colcha primaveral y mi nueva habitación. Y entonces, en medio de todo aquel entusiasmo, otra vez, irrefrenablemente, surgió el sentimiento de culpa. El recuerdo de mi ex, el olor de su piel, la conexión, la confianza, el ver más allá de sus ojos, su mirada de tigre, sus palabras de amor, su excitación, little, mi amada little…no podía quitármelo de la cabeza, pero ¿de dónde sale esta culpa que me nace de tan adentro? Esto tiene que ser un trauma infantil o algo por el estilo.

Aún así, el sexo se hizo realidad y no fue una experiencia desagradable, pero sí extraña y lejana. Después, el cigarrito, las confidencias, la distancia, ¡qué chico tan cariñoso! ¡cuántos besos! Pero …¿quién es?. Hablamos un rato sobre intimidades y oootra vez másss, divina juventud, son casi las 11 de la mañana, no puedo más ¿dormimos?. Y se abrazó a mi como si fuéramos novios ¡qué mono!.

Y a los diez minutos, mi lado masculino volvió a dar por saco: Bridget ¿qué coño haces abrazando a este hombre si no sabes nada de él?. Te conoce tan poco que ni siquiera sabe que cuando duermes te gusta sentirte libre, y no deseas tener una lapa pegada a tí. Él ya dormía, y como pude, me deshice de sus brazos e intenté dormir yo también. Pero a las 12:30 ya estaba despierta. Intenté no hacer demasiado ruido, y salí al comedor, mientras recogía toda la ropa esparcida por allí. Estaba triste, nostálgica, pensaba en mi ex, ¿se acordaría él así de mi cuando se tirara a otras?. No lo creo. Puto lado masculino, ¿por qué no apareces cuándo más te necesito?.

Y entonces…miré por la ventana, y vi que hacía un día espléndido, el sol brillaba y si miraba a lo lejos, podía ver el mar…¿qué era aquella extraña paz que me embargaba? No era mi lado masculino. Era otra cosa más viva, más bella, era la mujer que existe dentro de mi que me decía…Bridget ¡tranquila! ¿qué te pasa? ¿no ves que lo único que tienes ahora mismo es este instante y que te estas perdiendo todo lo maravilloso que hay en él?. Y entonces, mi luz volvió a salir así, tal cual, sin máscaras ni disfraces.

Puse una cafetera, me vestí unos tejanos viejos y una camiseta, bajé a la calle, compré croissants y compré condones. Dejé que el sol quemara un poco mis mejillas mientras escuchaba a AE en el Ipod, saludé a Cipri, mi vecino. Me sonó el móvil, era Nemo, ¡cuánto tiempo! ¿qué tendrá que explicarme? Seguro que algo le va mal, él nunca llama cuando las cosas van bien, aunque a mi no me importa, lo quiero, y no pienso cambiarlo, en eso consiste el amor y la amistad. Pero hoy no, Nemo. Ahora no es el momento de escuchar problemas. Más tarde, si acaso. Hoy no seré tu paño de lágrimas. Hoy mi lado femenino se ha expresado y quiero celebrarlo.

Subí a casa, vi a mi chico del día durmiendo plácidamente. Me puse un café, y me senté al sol a tomar el desayuno mientras leía un buen libro. Me encanta desayunar café con croissants y leer en la ventana el domingo por la mañana, y ningún desconocido durmiendo en mi cama va a estropearme ese instante. Dos horas después, me dirigí a la habitación, me metí en la cama, y le susurré al oído “¡guapooooo!, que he ido a la farmaciaaaa!!”.
Se desperezó, despertó sonriendo - bonito detalle - se lavó los dientes - otro bonito detalle - y volvió otra vez a cubrirme de besos, y esta vez, sí pude disfrutar del momento con la tranquilidad que dan esas capuchitas. A pesar del cansancio y a pesar de mi lado masculino, que está ahí porque para eso es mío, y en ocasiones me sirve. Pero no entonces.

Después me dijo: “hase un lindo día ¿querés ir a la plasha?”. Dije: “ok!”. Tras un pequeño tour motorístico por mi ciudad, nos sentamos al sol en una terraza, y hablamos de cosas triviales como si fuéramos dos amigos comunes: Ibiza, las drogas, la necesidad de estabilizarse…¡qué lejos estaba yo, sintiendo aquel sol que me embriagaba!. Nos reímos. Pero ya no nos besamos. Hacia las cinco de la tarde, lo dejé en el metro. Esta vez mi lado masculino y sobreprotector intentó convencerme de que cogiera el coche y lo llevara hasta su casa, mientras aquella mujer que había renacido aquella mañana soleada me dijo: No Bridget, tú no eres su madre, que se vaya a casa solito, que tú necesitas descansar.

Nos despedimos con un beso, y dijimos que ya nos llamaríamos. Unos pasos hacia adelante, se giró y gritó: “enviáme un mail con tu blog!”. Asentí con la cabeza, y mientras se alejaba, yo miraba esas rastas y pensaba: ¿volveré a verlo?. No lo sé, pero ¿realmente importa?.

Ya en casa la mujer que habita en mi me dijo, “¿lo ves Bridget? En algo has cambiado. Un par de años atrás, este chico, encantador, libre, guapo, aIegre, Ibiza, las drogas…tú ya estarías soñando con sacarlo de ese mundo y ayudarle a encontrar la estabilidad que busca, invitándolo a comer, haciéndole un masaje, llevándolo a su casa, hubieras hecho todo lo posible para que se enamorara de ti. Y después, una vez conseguido, te hubieras cansado. Pero hoy, no vas a gastar esa energía cuando has sentido de antemano que él no es para ti. Algún día, quizá más adelante, cuándo estés preparada, cuándo te hayas reconciliado con la mujer que hace años que lucha por crecer en ti, quizá conozcas a alguien, lo mires, lo escuches, lo beses y sientas que esta vez sí que es para ti, aunque no sea para siempre. Y entonces toda la energía que hoy ahorras se derramará para que algo grande crezca. Mientras tanto, disfruta de estos instantes que tienes, por veinticuatro horas.”

No sé si este chico leerá finalmente mi blog, no sé si tendré ocasión de volver a hablar con él. Desde aquí, un pequeño mensaje: gracias por darme tanto sin saberlo, por tu alegría y por ese cariño gratuíto y desmedido que desprendiste sin que yo te lo pidiera. Tienes una amiga, si la necesitas. Y si quieres practicar el sexo tántrico, busco un candidato ¡ja,ja!.

Y así, sin casi darme cuenta, di mi sexo paso, y entendí, que el presente es lo único que tenemos, y que todo lo demás son meras distracciones de la mente. Que hay muchos seres cohabitando en nosotros mismos y que todos tienen derecho a existir, eso sí, ocupando el lugar que les corresponde. Tenía una emperatriz dentro de mi, pero nunca la coloqué en su trono. Ahora, ahí está. Sólo queda esperar que derrame el caudal de energía femenina durante tanto tiempo reprimida, ¿a dónde me llevará?.

El lunes fui a visitar a mi madre. Cuando la vi, la abracé y la besé, y ella, por primera vez en mucho tiempo, respondió a mi abrazo. Realmente algo ha cambiado dentro de mi. Presiento que el sexo paso, va a durar toda la primavera, ¿en qué consistirá el séptimo?. Aún no es tiempo de saberlo, toca vivir el momento, por veinticuatro horas.

Bridget (mmmmmmmmmmmmmm!!)

2 comentarios:

  1. Mi querida Eva, 24 horas..... solo tenemos eso,Que viva la primavera!!! con sus amores intermitentes, con sus abrazos a nosotras las Diosas....

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  2. Fantástico artículo, como siempre!! Tus letras, tu historia, tu manera de escribir...me encanta!!
    Pero ésta es una despedida temporal de este blog, y de los buenos ratos que podría pasar con él..hay personas, que a pesar de todo, aún no están preparadas para los "pequeños detalles"..

    No cambies nunca..Hasta la vuelta..

    FXCI

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