domingo, 14 de junio de 2009

DE LA BELLEZA Y OTROS DEMONIOS

Érase una vez un hombre casado con una mujer de bandera, cuando digo mujer de bandera no exagero, bella, con éxito, económicamente independiente, alta, rubia y delgada, aparentemente inteligente, comprensiva, encantadora, con clase, con glamour y un sinfín de cualidades más.

Érase una vez una chica morena, alta, corpulenta y llamativa. Económicamente limitada, no tan aparentemente inteligente y con ese toque de vulgaridad del que nunca puedes llegar a prescindir del todo cuando has nacido en la periferia y tienes algún que otro inmigrante en tu ascendencia. Cosa que no digo en tono peyorativo.

Cuando un día vieron al hombre coqueteando con la morena a espaldas de su perfecta esposa, alguien comentó: ¿cómo puede cambiar a la una por la otra?; y otro alguien respondió: “Porque que comas cada día langosta, no quiere decir que de tanto en tanto no te apetezcan unas bravas.”

Lograda frase, podría decir que hasta graciosa. Perooo…no sé…

Mi amiga Carri, siempre fue una mujer preciosa, hoy, con 36 años y dos hijas lo sigue siendo. Evidentemente su cuerpo no es el que era. Evidentemente, hoy no podría ganarse la vida como top model, cosa que en algun tiempo podría haber hecho. A parte de guapa, es mucho más. Es inteligente, despierta, tiene unas salidas increíbles que hacen que te desternilles de risa, y es una gran persona, dulce y sensible, como todas mis amigas. Hace un año que tuvo su segunda hija, y hace unos meses que la siento un poco agobiada con su vida de mujer independiente que trabaja, madre, esposa, amiga, etc, se queja de que no da más de sí, de que le han salido arrugas o de que se ha engordado unos kilos. Cuando lo hace, yo pienso, ¡qué bien! otra guapa menos, pero cuando la veo en persona vuelvo a comprobar que sigue siendo la chica de siempre, y que sigue estando tan en el mercado como yo. Hoy nos contaba, que este fin de semana estaba mirándose en el espejo tras salir de la ducha, intentando convencerse a sí misma de que aún estaba de buen ver, cuando pasó su marido por detrás y le comentó: “¡¡ese culooo, necesita ejercicio y no me refiero sólo al sexo!!”. El barómetro de su autoestima que llevaba un rato aumentando, bajó de golpe. Después dijo, algo así como, “bueno, es lo que hay, y si alguien puede decírmelo es mi marido”.

Hace un tiempo me leí un libro: “La mujer multiorgásmica”. Donde decían que las mujeres, debíamos amar nuestro cuerpo tal como era. Que mirarse al espejo y empezar a criticarse era algo que se debía evitar a toda costa y que hacía más daño del que parecía. Decidí probar, y frenar todos mis pensamientos negativos acerca de mi físico. No me sirvió para cambiar mi aspecto, pero sí para darme cuenta, de la cantidad de desprecios que nos hacemos a nosotras mismas. Cuanto menos, me hizo reflexionar: “si nuestros cerebros son máquinas que se graban mensajes a sí mismos, ¿cuánta mierda debo de haber tragado durante 37 años?”. Así que he intentado dejar de criticarme, y no permitir que nadie lo haga. Y no creais que resulta fácil. No sé si ahora soy más guapa o más fea, lo que sí sé es que me siento mejor con mi físico y conmigo misma. Al fin y al cabo la belleza, como todo, es relativa.

Es cierto que las críticas sobre el cuerpo físico, afectan más a las mujeres que a los hombres. Aunque cada vez la diferencia entre unos y otros es menor, por lo general a un hombre se la suda más que le digan ¡¡que gordo te estás poniendo!! O ¡¡qué calvo te estás quedando!!. Cuando una mujer se enfada porque la llaman gorda, el hombre siempre reacciona riendo, y piensa “¡¡bahhh!! ¡mujeres!, no se les puede decir nada”. Pero ¿y si no se trata del físico? ¿y si se trata del respeto y de las críticas?. También he visto mujeres que se refieren a sus maridos como desgraciados, frustrados, limitados, cabezones, tontos…¿Y si estamos luchando en el terreno equivocado?.

Las mujeres siempre nos quejamos de que las guapas lo tienen más fácil. Los hombres se quejan de que los ricos se rodean de hembras esculturales por muy feos que sean. Vivimos en una sociedad en la que las mujeres, a medida que nos vamos haciendo mayores, empezamos a sentirnos inseguras ante la posibilidad de que nuestra pareja nos abandone por otra más joven. Y si es así, es porque esas cosas, pasan. Muchos hombres traspasada la cuarentena, abandonan a la que fue compañera de su vida, madre de sus hijos, por una chica joven y empiezan a vivir su segunda juventud. ¿es o no es un tópico?. La esposa abandonada, por lo general, y aunque cada vez menos, no puede competir en el mismo mercado en el que compite el esposo, y acaba sintiéndose vieja, fea e indeseable. Ese sentimiento de infravaloración es el que un hombre no puede comprender, y nos afecta a todas por muy langosta que seas.

Porque al hombre, por lo general, se le valora por su éxito social y económico. Aunque cada vez menos. La mujer de hoy, Venus, la emperatriz, quiere seguir siendo la reina que siempre fue y el hombre, Júpiter, el emperador, necesita ver satisfecho su ego y su poder terrenal. En ese aspecto no somos tan direntes. Ya en el mundo arquetípico, son figuras que se complementan aunque se enfrenten. Como dice Sallie Nichols “El emperador, principio activo masculino, ha venido a poner orden en el jardín de la emperatriz que, si se le deja crecer a su capricho, puede convertirse en una selva”.

Hasta aquí se me puede acusar de soltar, en este post, una sarta de tópicos y argumentos de feminista radical. Sin embargo, no quiero quedarme aquí. Y voy a hacer una autocrítica: “las mujeres aprendemos a excusarnos en el poder que nos da el físico cuando lo tenemos, y lo echamos de menos cuando lo perdemos porque no hemos aprendido a utilizar otros valores de los que también disponemos”.

Pedro, que me acusó de tener un blog de burguesa frustrada, me dijo que en la cincuentena los hombres podían dominar sus instintos animales y pensar con la cabeza, que a esa edad la sangre se repartía y no se concentraba en un solo punto del cuerpo. Y si es así, ¿por qué a esas edades siguen haciendo comentarios hirientes a las mujeres que les importan sobre el físico juvenil? ¿por qué abandonan a sus mujeres?. Quizá nosotras tengamos algo de culpa. Quizá en una época en la que nuestros cuerpos nos daban un poder sobre el sexo opuesto nos aprovechamos de ello, los abandonamos también por otros que consideramos mejores y les hicimos sentir que eran poca cosa para nosotras. Quizá se trate de una venganza, y la autoestima que ahora vemos mermada se la mermamos antes nosotras a ellos.

Sila me dijo algo que me hizo pensar: “los hombres, hoy, no saben como enfrentarse a esa idea de príncipe salvador que las mujeres les atribuimos. Ellos, al fin y al cabo, son sólo hombres, seres humanos, imperfectos, igual que nosotras”. Las mujeres nos pasamos media vida buscando al príncipe. Cuando las flechas de cupido nublan nuestro entendimiento vemos la perfección donde sólo hay una amasijo de carne, vísceras y huesos. Y al igual que nosotras, miedo, mucho miedo. Y exigimos de él que nos haga sentir que somos las mujeres maravillosas que siempre aspiramos a ser. Pero ellos no pueden darnos eso, bastante tienen con lo suyo, sólo nosotras mismas podemos sentir la reina que llevamos dentro y dejarla salir. La langosta, la patata brava y la gamba son tan dignas de respeto como el bogavante, el camarón y el pulpo. Diferentes en sus formas, en sus corazas crustáceas, pero carne blanda en el fondo.

Cuando uno come todos los días langosta, de vez en cuando le apetece una patata brava o una gamba”. Puede ser. Pero no hablamos de eso, hablamos de otra cosa, hablamos de amor y de respeto. Y quiero pensar que cuando dos se respetan, comparten vidas y se aman durante años, van aderezando una salsa conjunta en la que no podrá imbuirse fácilmente una patata o un camarón y viceversa. Aunque eso, hoy, ya no tiene demasiado valor.

Una/o es mucho más que su culo, igual que uno/a es mucho más que su cuenta bancaria. Pero es responsabilidad de cada cual hacerse valer y hacerse respetar. Puede que mi blog sea de burguesa, tengo esa suerte y la agradezco cada día, pero no de frustrada os lo aseguro. Empecé en un estado de tristeza ante la pérdida de alguien a quien había decidido entregarme al cien por cien, pero desde el primer post, supe que estaba escribiendo el diario de una recuperación porque sé que mi naturaleza, es positiva. Me apasiona la gente y me encanta observar como nos dominan nuestras dudas, fantasías y miedos, hasta llevarnos hacia estados de absoluta confusión o de maravillosa felicidad. Todos, siempre efímeros. Como la vida, como los cuerpos. ¿Por qué calificar como frustrada a alguien que decide reconocer en público que efectivamente duele renunciar a algo que amas? ¿algún día dejaremos de escondernos?.

De mi trayectoria vital, sólo espero llevarme sentimientos, sensaciones y experiencias, y os aseguro que estoy bastante contenta con todas las que he tenido, incluyendo las negativas y de éstas, excluyendo las muertes prematuras. Que también me han proporcionado un aprendizaje, pero renunciaría a él si a cambio, hubieran podido evitarse. Puede que tan sólo, aún no esté preparada para aceptar que eso pueda ser un regalo.

Hoy, seis meses después de mi ruptura, siento que quien soy ahora merece mucho más la pena que la mujer que permitía que la infravalorasen en nombre del amor. Y a mi ex le debo, en cierto modo, el crecimiento que he experimentado, así que poco a poco, el rencor y la rabia van dejando lugar al agradecimiento. Con reservas, y con la esperanza de que él haya aprendido algo y no le haga pasar a otra lo que me hizo pasar a mi. Aunque yo no tengo control sobre eso, y quizá haya personas que están para despertar a ostias la dignidad de otras, que no aprendemos si no es a mamporrazos. Yo ya no las necesito, y espero que cada vez menos gente acepte los reproches de otros.

El otro día, conocí a un hombre en un acto social que me despertó cierta atracción, tenía una mirada penetrante y se acercaba a las mujeres de forma violenta, miraba tus tetas descaradamente, y te hablaba de ellas y de lo buena que estabas. Era un hombre inteligente, y hablaba en tono desenfadado de sexo y de otras muchas cosas. Des del principio, me recordó a mi ex, y me concentré inconscientemente en rebatir sus argumentos, sabiendo que alguien que le retase lo iba a atraer. Después, en un aparte, me dijo que yo era una borde, pero que utilizaba esa manera de acercarme a la gente porque me servía, porque podía y sabía hacerlo. Me aduló, y sentí como a medida que lo iba haciendo mis defensas iban cayendo. Mientras, con las miradas y los roces de piel, nos transmitíamos mensajes no lingüísticos el uno alotro. Después de estar muy cerca, me dijo: ¿existe algún tipo de atracción entre nosotros?. Si le hubiera contestado afirmativamente hubiera dicho la verdad. Sin embargo, me tomé un respiro, atendí a los signos y a mi intuición, y muy tranquilamente, aguanté su mirada y le espeté: NO. Él se enfadó. Me dijo que yo tenía un problema con lo que quería y no quería, me llamó mentirosa, perdió los nervios y por primera vez en toda la noche, atacó a ciegas, y se mostró tal cual.
Ahora ya conozco ese tipo de hombres (y mujeres) que te estudian, te analizan, deciden qué es lo que quieres oír, quién es lapersona que deben representar para encandilarte y cuando están muy seguros de cual va a ser tu reacción, se lanzan a la piscina, haciéndote sentir que se están dejando llevar por la pasión de un sentimiento auténtico. Esas personas, no arriesgan nada, nunca dejan a su pareja hasta que no encuentran a otra segura, nunca muestran quién son en realidad, nunca pierden, nunca renuncian a nada si no es a cambio de algo y aún así, sólo lo postergan. Son capaces de transformarse en bogavante, camarón o pulpo según quien tengan al lado. Son los supuestos triunfadores de la sociedad, por que en su trayectoria vital sólo se observan trofeos, aunque nadie pueda ver todo lo que dejaron de hacer por miedo a perder. En realidad, no son nadie, porque nadie los ve tal cual son. Llevan una vida normal, pero cuando pierden el control, cuando algo no sale como habían calculado, se enfadan y los domina la violencia que llevan dentro que no es más que su propio miedo a ser auténticos, y prefieren echar la culpa a los que tienen al lado, de que su vida no sea como quieren que sea, antes que mirarse en un espejo y enfrentarse a ese muñeco de goma que se crearon para representar su vida sin sufrir, sin sentir... Marie France Irigoyen habla de ellos en “El acoso moral” y los llama perversos.

Sus víctimas, cometen un error, se dejan encandilar a base de halagos. Quizá porque no son capaces de comprender todo lo bueno que hay en ellos y necesitan que otro, desde fuera, se lo diga.

Por un momento tuve miedo de obsesionarme y de ver fantasmas en todas partes. Tras el sexo paso, me resulta fácil dejar llevar mi cuerpo y tener experiencias sexuales con personas que me despiertan cierta atracción y un sentimiento de compañerismo. Pero no me suelto ni me implico emocionalmente, siento una especie de rechazo hacia una relación más íntima con un hombre, y curiosamente parece que eso les atrae. Paradojas de la vida.

Xavi me dijo, que después de este tipo de experiencias, teníamos que evitar dos cosas: a) pensar que todos los hombres/mujeres son unos cabrones y b) comportarnos nosotros como tales en venganza por nuestro sufrimiento. Tiene razón. Y por eso intento reflexionar siempre sobre el papel de hombres y mujeres en la sociedad actual. Por eso, comentarios como el de la patata brava y la langosta, o el de tu culo necesita un poco de ejercicio, no me indignan, me puedo reír y todo, por que sé que quien los hace no es un ser maligno y manipulador, probablemente éste, no haría el comentario si no que directamente se comería la patata o buscaría un trasero mejor sin decir nada. Pero me ponen alerta, por que hay ciertas líneas que están entre la sinceridad y el desprecio que es mejor no traspasar. No es una lucha entre hombres y mujeres, sino entre depredadores y presas. Y es muy posible, que las víctimas en realidad sean los depredadores, por eso las presas la cagamos si nos victimizamos, y la cagamos si ejercitamos la venganza. Porque nos transformamos en ellos, como si recibiéramos una mordedura de vampiro. La única solución es mantenerte firme, en equilibrio, aprender que nadie, nadie, nadie tiene derecho a hacerte sentir inferior, poner nuestros límites y salir reforzados.

La belleza es algo que todos buscamos, y que a todos nos gusta. Pero es relativa, aunque los medios de consumo intenten generalizarla para vender sus productos a destajo. Yo no renuncio a ser bella, a ser femenina, a cuidarme, a disfrutar combinando mi ropa…a ser una Diosa…pero la que llevo dentro, la que me representa, la que envejecerá dignamente. No la que me dicen los demás que debería ser. Evidentemente no gustaré a todo el mundo, pero eso, ahora, ya no me hace falta.

Bridget (yladiosaquehayenmi)

2 comentarios:

  1. Eva, me encanta tu evolución, y es absolutamente cierto, para que exista el perverso tiene que existir la victima, y entre ambos lo único que existe es una delgada linea que sin darnos cuenta y por momentos traspasamos los unos y los otros, el mantenernos en el medio es el camino, el único, el que nos compete, el ser Diosas es nuestro Don..... te quiero un montón

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  2. yo me planteo porque los hombres se sienten infelices y inferiores cada vez que una mujer les da opciones y no son ellos los que las tmas o resuleven... ¿nos tenemos que callar? ¿hay que ocultar opciones... cmentarios.... para que no se sientan juzgados?
    la verdad es que a veces me pierdo en la evolución de la mujer... en lo que es capaz de ser y hacer, plantear o decidir... y que la persona que tengas al lado de sexo masculino se sienta minado... no lo se...

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