viernes, 13 de noviembre de 2009

LA HABANA

Llegada a Cuba.

23:00 horas de allí, tras un pesado vuelo en el que la emoción no nos dejaba dormir. Hostal San Miguel, un pequeño y cutre hotel familiar en La Habana Vieja.

Bajamos al bar de abajo en pleno jet lag a tomar nuestra primera Bucanero antes de acostarnos. Sentadas, medio dormidas, se sienta un chico a nuestro lado como si nos conociera de siempre:

- Hooolaaa, de dónde son?? Quieren fiesta, drogas, sexo??
- Queremos dormir… no consumimos drogas…pero ¿aquí en Cuba?...yo pensaba que no habían.
- Siiiii miamól, aquí no hay plantasiones pero llega maria de la buena de Jamaica y coca de Colombia. Dormílll?? pero si están en Cuba !! disfruten de la noche, ¿no quieren un cubano?, pruébenlo, no se arrepentirán la pasaremos bien.

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz, dos tragos de cerveza y no podía con mi alma.

Cuando entreabrí los ojos observé, como el camello de medio pelo, se avalanzaba sobre la oreja de Laura y le proponía una noche inolvidable de sexo y pasión. Ella, que tenía pinta de estar en el mismo estado que yo, negaba con la cabeza, mientras escuchaba la frase que ya no dejamos de escuchar en todo el viaje: estás en Cuba, relájate, prueba a un cubano, no te arrepentirás…

El cubano cree que es el mejor amante del mundo, y que cuando lo pruebas, disfrutas tanto que te quedas enganchada a él hasta el fin de tus días. Siempre me pregunté por qué había tantos españoles que tras unas vacaciones en Cuba, volvían y se casaban con aquél o aquella que no debería ser más que un amor de verano. Ese era el principal motivo por el que yo prometí que no me enamoraría. Con Isaac, el costaricense, entendí que yo no estaba preparada para llevar hasta sus últimas consecuencias una historia de amor que se forjaba en una situación de desigualdad en la que, al final, y por muy rentable que le salga a una hacerse la víctima, yo era la parte fuerte. Yo era la europea, y ése era uno de mis atractivos. No iba a jugar esa baza, nunca más. O eso creía…

El sexo sin embargo, es otra cosa. A pesar de mi educación cristiana y de pertenecer a una familia bastante recatada en ese aspecto, hay una parte de mi, libre de complejos, que vive, disfruta y habla de sexo, sin ningún pudor. Si me corto, es más por la cara de mi interlocutor que por mi misma. En Europa, aún hay muchas barreras que superar en este tema. En Cuba, estaba en mi salsa. Así que…¿los cubanos son los mejores amantes del mundo?... Quizá tendría que comprobarlo personalmente…

Segundo día en La Habana

Ciudad preciosa, musical, llena de vida, estresante, avanzada. ¿Por dónde empezamos? - Habana vieja, ya que estamos…pero exactamente ¿dónde estamos?...no sé, esto es una plaza, saca el plano Laura…- a ver, a ver…esta debe ser la Plaza Central…- ¿estás segura?...

- Hoooola chicassss!!, ¿de dónde son?. Barselooona!!! Como me encantan los españoles, me llamo Magali, tienen una amiga para siempre, les presento a mi novio. ¿y que hasen para dónde van?...
- Pues acabamos de llegar…vamos a dar una vuelta…
- ¿cómo? ¿no van al festival de la Salsa? Pero si es lo mejor de la Habana, es ahora, y es gratis, y es muy divertido, nosotros vamos para allá, ¿no quieren acompañarnos? Así platicamos un ratito, bailaremos salsa yo soy profesora, la pasaremos muy bien. Vénganse, vamos…
- ¿ahora? Es lunes, son las 11 de la mañana ¿festival de la salsa? No sé…

La chica era guapísima, simpatiquísima, el chico también. No nos dimos ni cuenta y nos encontramos atravesando calles desconocidas hacia el festival de la salsa. Ellos andaban cogidos de la mano unos cuantos pasos más adelante…”es que en La Habana hay dos millones de habitantes y uno y medio son polisías, no nos dejan hablar con el turista, ustedes sígannos…”. Esa es otra de las frases que escuchamos varias veces en La Habana.

- Pero ¿nos apetece realmente bailar salsa, a las 11 de la mañana en pleno jet lag de primer día?
- No, pero son tan simpáticos…que sabe mal decirles que no.

Nos timaron. Evidentemente. El festival de la salsa era un bar en el que se pidieron dos mojitos que nosotras pagamos, Magali me pidió que le comprara leche para su niña de once meses, nos enredaron de una forma inexplicable. Sabíamos que era un timo pero …eran tan agradables…¿quién de las dos se atrevía a ser estúpida con aquella encantadora pareja?.

Si no sabes decir no, recorrer Cuba es un curso intensivo, si no aprendes en La Habana, cuando llegas a Santiago, eres mujer muerta. Nosotras aprendimos. El segundo día ya éramos las mujeres más amargadas y estúpidas que recorrían La Habana haciendo caso omiso de todo aquél que se nos acercara fueran cuales fueran sus intenciones. Todos querían llevarnos al inexistente festival de la salsa, todos querían hablar con nosotras, los hombres nos encontraban lindísimas, y las mujeres simpatiquísimas. ¡¡qué mareo por Diooossss!!

Tercer día en La Habana

Al tercer día, pensé que quizá era el momento de aplicar eso que yo siempre digo: que en el equilibrio está la respuesta y que la intuición es la herramienta para lograrlo. O te dejas guíar por ella, y asumes ciertos riesgos relacionándote con la gente, o mejor te vas directa a un todo incluído en Varadero y te pasas el mes de la playa al hotel y del hotel a la playa. No era esa nuestra intención así que, con la intuición como aliada, empezamos a relacionarnos y volvimos a sonreír. La verdad, no nos fue nada mal.

Cuando queríamos algo, lo pedíamos, y cuando querían que ese algo se convirtiera en algo más, decíamos: NOOOOOO!!, y ya está, el cubano lo entendía. Conocimos gente, mucha gente, un grupo de madrileños que venían en un viaje organizado Habana-Varadero, y que nos miraban como auténticas heroínas cuando les explicamos nuestros planes de viaje; un abogado cubano simpatizante del régimen que tenía muchas ganas de hablar y que en cinco minutos nos explicó muchas cosas quisiera platicar un rato con Uds esto no es el paraíso ¿saben? pero tampoco es el puro infierno, vigilen lo que leen cuando estén en Europa, los vecinos del hotel que nos dijeron que no nos preocupáramos que La Habana estaba llena de cámaras y de policías. Que los cubanos no podían hablar con los turistas. Ahí empezamos a dudar, porque si no podían hablar ¿por qué todo el mundo hablaba? Y las famosas cámaras ¿dónde estaban?... sí, si!! Mira, mira…ahí hay una ¿no la ves?...Yo no vi ninguna, pero tuve que decir que sí para no pasarme toda la noche en diálogo para besugos. Todos trabajaban en algo pero se ganaban la vida de otra manera. Y aún así, todos tenían tiempo de ir a la playa, de fiesta … a dónde nosotras les pidiéramos.

Salimos de fiesta con Mikael, un cubano de edad indefinida que nos llevó al Capri. Allí tuvimos nuestra noche de juerga en La Habana. Lugar extraño. Una especie de discoteca dónde nadie bailaba ¡¡qué extraño que estando en Cuba nadie baile !! Llena de mujeres hermosas, sospechosamente jóvenes, muy bien vestidas acompañadas de hombres italianos, españoles, alemanes…increíblemente mayores.

Me senté en la barra a tomar un mojito, apoyada en un cordón que separaba la zona común de un reservado con varios hombres y varias cubanas jóvenes, guapas y muy sofisticadas, parecían modelos. Llamaba la atención un enorme gigante sesentón, rubio, de pelos largos y rojos mofletes que parecía estar pasándoselo muy bien con su compañera. Les di la espalda para hablar con Mikael que intentaba negociar conmigo una noche de sexo cubano de la que no me arrepentiría, y con su amigo, norecuerdoelnombre, un cubano con pinta de macarra, que trabajaba en Rusia de portero de discoteca y estaba allí de vacaciones, explicando lo bien que le iba. De repente, el gigante rubio, se tambaleó, apoyó su mano en mi hombro y me contó que Cuba era el mejor país del mundo. Trabajaba para el gobierno cubano y para otros gobiernos de países sudamericanos, era asesor agrícola, tenía mucho dinero, cinco hijos en Alemania. Se había separado de la madre de sus hijos hacía veinte años. Quería a su familia, pero le gustaba demasiado la fiesta y disfrutar, y le volvían loco las cubanas. Realmente era un hombre físicamente desagradable, a medio camino entre un gángster y un deprabado, ¿era capaz de divertirse y vivir la fiesta sabiendo que los que la compartían con él sólo lo valoraban porque pagaba las copas? ¿que aquellas mujeres hermosas con las que se acostaba debían sentir repugnancia hacia su cuerpo? ¿o es que no era consciente de ello?. Mi amiga Laura, lo miraba con cara de asco. La conversación que mantuve con él sin embargo, me mostró a un hombre alegre y feliz. ¿debía envidiarlo o sentir lástima?. Mis contradicciones internas no habían hecho más que empezar.

Mikael me besó cuando yo ya llevaba cuatro mojitos, y no era capaz de oponer resistencia, me dijo que sólo quería sexo, que no quería nada más, que le encantaría tener una experiencia conmigo, que me había estudiado y las medidas de mis caderas le parecían perfectamente compatibles con las de las suyas, que lo pasaríamos bien, que no me arrepentiría. Era un gran vendedor, y me hacía reír. Me encontré dudando, mientras él me besaba.

Sila me había encargado un figura de Ochún, la hija de Yemanyá en la religión afrocubana. Yo tenía una morbosa curiosidad por introducirme en el mundo de la santería, pero no quería que me vendieran la moto como la vulgar turista que era. Sólo lo haría con alguien de confianza. A Mikael lo conocía de hacía un par de horas y ya me estaba besando y proponiendo sexo, ¿era suficiente la confianza?.

- Oye Mikael ¿y tú practicas la santería?.
- Si claaaaaro, es mi religión.
- Es que a mi me han encargado una figura de Ochún y bla, bla, bla…
- ¿Ochúuun? ¿quién fue que te la encargó?...¿Una venesolana?…ahh bueno, entonses me fío de que hará buen uso de ella. En Europa esto no lo entienden. Pero yo te llevo a ver a mi padrino, te adivinará presente, pasado y futuro…y a él le pides la figura. Es muy bueno….yo siempre le pido consejo. Te cobrará unos tres CUC’s, mañana a las 13:00 nos vemos en el Capitolio y os acompaño.
- Laura, por tres pesos, yo voy, podemos arriesgarnos, la aventura es la aventura…
Laura me miró asombrada…¿estás segura? ¿y si nos raptan?. Menos mal que ella siempre me acompaña en mis correrías.
- Sí guapa, y después tendremos una habitasión acondisionada a todo lujo para que puedas tener tu polvo cubano. El polvo de tu vida…

Al día siguiente Mikael nos esperaba en el Capitolio para coger un taxi. ¿está muy lejos? No, no…aquí serquita. Media hora después, recorríamos las afueras de La Habana en barrios un tanto especiales. ¿dónde estamos Mikael? En Marianao…¿de qué me suena eso Laura?...es el barrio que la Lonelyplanet dice que los turistas no deberíamos pisar. Más que Cuba, parecía África, calles desiertas, sin asfaltar, casas bajas, el sol en su pleno apogeo y algún negro con dientes de oro, que miraba fijamente.

Llegamos a casa de Dani el padrino, esperando encontrar un tugurio regentado por algún inmortal sabio de quinientos años…cuando aparece un veinteañero, con la camiseta del Barça, adornado de collares, plumas, y cómo no, dientes de oro tal y como parecían marcar las últimas tendencias de la zona.

- Pacen, pacen…voy a prepararme…ya pueden pazar…
- ¿todos? O sólo yo…
- Todos, todos…no hay problema, pueden beber, fumál…lo que deseen.
- Tu nombre es Bridget ¿no? Vamos a empesar…

Tras un ritual de cánticos, piedras, trances y avalorios, Dani el padrino habló:

- Yoruba dise que debes encontrál una pareja adecuada para formál una familia.
- ¡¡Anda que listo!! ¿yyyy qué más dice?
- Yoruba dise que debes de ser zelertiva y no quedarte con el primero que pace. Debes valorál a todos los hombres que te pretendan y escogél adecuadamente.
- Dile a Yoruba que con 38 años y diversas parejas a mis espaldas, si algo soy es selectiva. De hecho, he llegado a un punto en que pienso que el hombre que busco no existe, y que quizá debería empezar a aceptar que si quiero compartir mi vida con alguien tendré que escoger algún capullo de esos que pueblan el mundo o hacerme lesbiana. Hombres maduros, dispuestos a amarte, a comprometerse y con las cosas claras…es que no hay.
- Yoruba dise que sí que existe, pero que no debes perdél el tiempo con idiotas como has hecho hasta ahora.

¡¡joder Yoruba!! No te pases con mis ex que son buena gente.

- Yoruba dise que si vas por el buen camino él va a ayudalte a que ese hombre venga a tu vida.

Yo ya cabreadísima…

- ¡¡pues pregúntale a Yoruba!! Que a qué coño se refiere cuando habla de “ir por el buen camino”.
- Pues que por ejemplo, si te levantas un día para ir a trabajál, y te encuentras con una amiga que te tienta y te dise que no vayas a trabajál y que os vayais a tomál unas servesas, tú no hagas caso a tu amiga y cumplas con tus responsabilidades.
- Ahhh … ¿eso es ir por el buen camino? Bueno, si es eso, creo que podré soportarlo.
- Bueno…Yoruba también dise que deberías haser un sacrifisio con animales que te costará unos 50 pesos.
- Ah bueno…ya decía yo que no podía ser tan fácil. Pero es que a mi no me hace gracia eso de matar seres vivos y ver como mi cara se salpica de sangre. Casi que sigo buscando a ese hombre por mi cuenta.
- No, no hase falta que estés delante, tú me ingresas el dinero y cuando estés en España, yo desde aquí te hago el sacrifisio. Los animales se crían para eso, es un honor para ellos ser sacrificados en nombre de Yoruba.
- Bueno…tú déjame tu número y si eso ya te digo algo.

Decididamente los europeos no estamos preparados para entender ciertas cosas.

Acabamos tomando unas birras con Dani el padrino, mientras nos explicaba en que consistía exactamente la santería, que había mucho timador suelto por ahí, pero que él formaba parte de la comunidad de santeros desde hacía unos años, y tenía que dedicar su vida al estudio de su religión. Eso no significaba que no pudiera emborracharse, o acostarse con una muchachita, él también era humano, pero tenía que combinar ambas dedicaciones manteniendo el equilibrio.

Eso está bien. Mantener el equilibrio. Aunque lo explique en tono jocoso, no creais que no lo tomo en serio. Si me paro a pensar, tiene mucho más sentido eso que la cantidad de represiones y restricciones que nos impone el catolicismo. Ahora bien, lo de los animales…lo siento…eso no puedo entenderlo.

En Cuba sin embargo, la gente practica la santería como la cosa más normal del mundo, los dioses africanos se mezclan y se enredan con el catolicismo, no pude hacerme con una figura de Ochún hasta que no descubrí que ésta no existía en la realidad, era una diosa que los esclavos trajeron en su imaginación, la Ochún material responde a la Virgen de la Caridad católica, y es a su iglesia, la de la Caridad en la Habana, o al increíble, recóndito y majestuoso monasterio del cobre, dónde los santeros van a rezarle y dónde se pueden comprar sus imágenes. Hay un respeto exacerbado por esta misteriosa religión, que existe pero no existe, y cuándo preguntas: Pero ¿realmente da resultado? Si busco novio ¿y hago un sacrificio de esos me aparece el novio? Su respuesta es un sí rotundo. Si estás enferma te curas, si quieres dinero tienes dinero, si quieres pareja tienes pareja.

- ¿Y eso que dicen que puedes amarrar a una persona que no quieres que se vaya?.
- Eso también da resultado. Pero no debes haserlo, la santería debe utilizarse para tu propio bien sin interferir en la vida de otros, o algún día se te gira en contra.
- Vale, vale…sólo era una pregunta…no pensaba…no me gustaría que me lo hicieran a mi.
- Por ejemplo, cuando El Comandante enfermó, toda la comunidad de santeros se reunió para que su salud mejorara, y lo conseguimos.
- ¡¡ahhh!! Pero ¿vosotros realmente queríais que mejorara?
- Si claaaaaarooooo!!

Decididamente, los europeos no estamos preparados para entender ciertas cosas.
En aquel momento Mikael me cogió de la mano y me llevó a un aparte para comentarme que teníamos una habitación a todo lujo preparada para que yo disfrutara del mejor polvo de mi vida.

- Sí guapo, pero es que ¿sabes que pasa? Que Yoruba me ha dicho que vaya por el bueno camino, y ahora…pues creo que debería decir no.
- Noooooooooooo guapaaaaaa…no lo has entendido…eso es para cuando estés en España…ahora estás en Cuba…tienes que disfrutál de las vacasiones, vivíl el momento, pasarla bien. Por favoooooor, llevo toda la noche sin dormíl soñando con esto. Es porque me gustas mucho…no pienso pedilte dinero.
- ¿¿¿??? Ah coño!! Existía la posibilidad de que me pidieras dinero??…¡¡ostia!! Pues menos mal que me lo has dicho, porque si me da por echar un polvo contigo y después me sueltas “son trescientos”, me hundes pero no sabes cómo.
- Pero noooo, tú sabes miamól, en Cuba estas cosas pasan, pero no es mi caso, yo sólo quiero divertirme contigo…
- Buuuuuffff!!

Decididamente, los europeos no estamos preparados para entender ciertas cosas.

Ese fue nuestro último día en La Habana, por la tarde noche paseamos por el Malecón, cenamos tranquilamente, nos tomamos el obligado mojito en la Bodeguita del Medio, y el daiquiri en el Floridita…después de esa aventura y de otras muchas que no explicaré por que no me caben, nos apetecía volver a ser las típicas turistas que van a sitios de turistas. Así que nuestra última noche fue para cenar tranquilamente en la plaza de la Catedral mientras nos partíamos de risa recordando las aventuras ya corridas. Al día siguiente nos tocaba una dura prueba, recoger el coche que habíamos alquilado y salir de La Habana, cuyo medio ya dominábamos, y adentrarnos en la Cuba profunda. El vecino del hotel nos había explicado que más allá de La Habana no había nada, que a las 20:00 horas estaríamos en la cama porque no había luz. Nosotras nos miramos pensando, ¡¡Dios mío!! ¿será cierto? Menos mal que trajimos linterna.

Pero nadie iba a frenarnos en aquella idea de recorrer Cuba en coche. Nos dormimos inquietas, para salir temprano al día siguiente directas a Cienfuegos, nuestro primer destino. Salimos con el coche y nos perdimos por La Habana de una forma inexplicable, seguíamos los carteles hacia Cienfuegos y nos encontrábamos dando vueltas constantemente en el mismo sitio. Al final algún amable transeúnte nos dijo que aquello era un barrio de La Habana llamado Cienfuegos. ¡¡ahh con razón!!, pero hasta entonces, todo aquél al que preguntábamos quería subirse al coche y acompañarnos por un módico precio. Nosotras, que ya habíamos aprendido, decíamos NOOOO.

Conseguimos entrar en la autopista, nada que ver con las autopistas de aquí. Cuatro carriles a cada lado, y de todo menos coches. Bicicletas, caballos, personas vendiendo cosas, si parábamos alguien quería subirse. Si nos equivocábamos de dirección cualquiera de sus transeúntes nos indicaba cómo hacer el cambio de sentido de un lado a otro. En Cuba hay mucha policía, en Cuba hay mucha represión, pero para dos turistas como nosotras con un nefasto sentido de la orientación, las fuerzas de seguridad y sus indicaciones fueron de lo más útiles. Y al fin y al cabo, las multas, se salvaban a base de picaronas sonrisas.

Al llegar a Cienfuegos todo cambió, la ciudad era grande, bonita, ordenada, tranquila, su malecón sobre la bahía era inigualable. Podías caminar por la calle sin que nadie te hablara. Un primer cambio aparente que nos dejó relajadas. Los cambios no habían hecho más que empezar…

Bridget (noosperdaiselpróximocapítulo)

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